El clima ideal, casi constante, de las islas de Tahití, en las que la temperatura varía muy poco durante el año (entre 25° y 27°C), su humedad esencial para el mantenimiento del sistema ecológico local creado por temporadas cortas pero eficaces de lluvias, el suelo volcánico extremadamente rico en minerales y nutrientes de las islas coralinas y la descomposición natural de una flora abundante y variada que produce un abono nutritivo y renovado:
estos son TODOS los factores esenciales y las principales bazas de un entorno ideal al que algunos califican, bien merecidamente, "de paraíso" y que producen una profusión de frutas suculentas y de una dulzura perfecta, flores de colores resplandecientes y con aromas embriagadores, y plantas medicinales sorprendentes como el fruto del NONI que, por sí solo, se ha forjado una reputación internacional por sus extraordinarias virtudes.
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